Boda en el parc de Ses Fonts en tiempos de coronavirus

Boda en el parc de Ses Fonts en tiempos de coronavirus

Boda en el parc de Ses Fonts en tiempos de coronavirus (04/04/2020)

He bajado a comprar pan y me he encontrado con una boda en los balcones.

Esta pequeña historia se la dedico a Luis Eduardo Aute. Hoy sonó de marcha nupcial en esta boda intramuros tu amigo Joaquín Sabina. Creo que te habría alegrado.

Mi primera historia urbana desde el despido. Gracias Vida

Con el ánimo preso, no basta esta luz mágica de primavera para levantarme, me echo a la calle a por pan, el humilde alimento que nos hace compañeros. De ahí le viene el término como explica el sabio Ramón Andrés en su libro, ‘Pensar y no caer’. No puedo imaginar título más oportuno para este sinsentido que nos ha estallado en la cara. No hay máscara que nos libre.

Os contaba entonces que he bajado a por pan, donde Jaume de Verdures Bàrbara, un ejemplo de salir adelante en tiempos de recortes antes de esta debacle, me lo reserva cada dos o tres días. Mi cuerpo lo agradece en forma de cintura que se afloja tras darle la bienvenida al pa amb oli de cada noche.

Al salir paseaba mi mirada por los balcones vacíos, por los arcoiris de papel que pintan los niños prisioneros cuando una música se ha colado en el silencio. Sonaba Joaquín Sabina desde un balcón lleno de globos, vestido de fiesta. Un cámara y el periodista de Última Hora, Guillermo Esteban, me cuentan que se va a celebrar una boda.

Me cuelo en la fiesta porque mi olfato me dice que ahí hay una historia que quiero contar: no existe virus que pueda contra el Amor, pero sobre todo, no hay coronavirus que pueda confinar la imaginación, las ganas de salir aunque estemos prisioneros.

Borja Moreno es médico forense. Ama a Marina Ibáñez. La pandemia para todos hay quien la desafía: cantamos en las terrazas, tomamos una cena con nuestras familias, les compramos a los campesinos, nos acordamos de los pequeños comercios cerrados de una ciudad que respira mansamente, con el aliento contenido. Que llora en soledad el miedo y que también se alza Esperanza con gestos como los de esta boda de calle entre una novia vestida de amarillo, preciosa, y un novio que sale al portal a bailar un vals en zapatillas.