Inteligencia colectiva para salir bien de la crisis

Inteligencia colectiva para salir bien de la crisis
Jaume Garau
President de la Fundació Iniciatives del Mediterrani
Secretari de Palma XXI

Article publicat al diari Última Hora el 04/11/2020

La crisis de la COVID y sus impactos económicos, sociales, psicológicos y políticos son un tema de debate global continuo. Día a día leemos en las redes sociales y en los medios de comunicación de todo el mundo una cantidad enorme de noticias y artículos sobre su evolución y sus impactos. Los mismos temas de debate mundial también los encontramos en nuestra comunidad. La gente se pregunta si saldremos de ésta, cómo saldremos y cuándo. Mientras tanto, también nos preguntamos qué podemos hacer. Son preguntas complejas que no hallan una respuesta fácil.

Para afrontar estas situaciones de crisis tenemos dos grandes opciones, según hemos visto otras veces. Una, es la que se está llevando a cabo ahora: algunos expertos sanitarios, economistas y políticos, compiten para sacar el mejor rédito personal o partidista a la situación. Vemos un espectáculo vergonzoso de como se buscan argumentos para “vender” la solución al problema, o para atacar las decisiones que toma el adversario.

Pero hay otra forma de abordar la crisis, trabajando mediante la colaboración y la participación, no solo de algunos expertos y algunos políticos, sino de todas aquellas empresas, entidades y personas que tienen ideas, propuestas y ganas de ayudar. En vez de concentrar los esfuerzos en las propuestas propias y atacar a las del adversario, se trata de conseguir que miles de personas muy sabias y con mucha experiencia, ayuden y colaboren para salir del gran bache en el que estamos. Es posible. En España se ha hecho otras veces, por ejemplo, en la famosa transición a la democracia.

En la Transición se trataba de pasar de una dictadura a una democracia. El proceso se hizo en la década de los 70, en un contexto de crisis económica grave debido a la coyuntura internacional marcada por la guerra del petróleo y los cambios en las políticas monetarias internacionales. Ahora es un momento tan o más grave que aquel, ya que hay que hacer una transición (ecológica, tecnológica, social, etc.) del modelo económico actual, insostenible y casi en quiebra, a un nuevo modelo económico mas fuerte y sostenible.

En la transición democrática también había personas y grupos económicos y políticos que querían una simple reforma legislativa y que todo quedara más o menos igual. Ahora también vemos a personas y grupos que quieren volver cuanto antes a la situación en la que estábamos en el 2019. Creen que no es el momento de pensar en ninguna transición ecológica y social. En la transición democrática se llegó a los Pactos de la Moncloa, unos acuerdos económicos entre políticos, empresarios y sindicalistas, que favorecieron una determinada salida de la crisis económica compatible con la transformación política. Hoy deberíamos estar haciendo lo mismo. Trabajar para superar la crisis del COVID al mismo tiempo que se trabaja en un Plan para la Transición ecológica y digital, como defendemos las entidades que formamos parte del Fòrum de la Societat Civil per a la reconstrucció de les Illes Balears, que presentamos recientemente.

Con las modernas tecnologías de la comunicación y con los avanzados sistemas de gestión de la información que tenemos hoy, es perfectamente viable poner a trabajar a miles de personas de nuestras islas para que aporten sus conocimientos y sus ideas sobre la crisis actual y las mejores soluciones que podemos encontrar aquí y en otros lugares. Estas personas provenientes del mundo universitario, empresarial, social o político, podrían interactuar entre ellos creando equipos altamente cualificados, focalizados en debatir una o varias propuestas, de manera que el conocimiento obtenido fuera mejor que el del mejor experto. Con libertad de ideas y de métodos de trabajo, sin prejuicios, sin presiones externas, podrían imaginar y crear soluciones a los problemas que tenemos y los que podemos llegar a tener.

Estas redes de personas de aquí podrían combinarse con personas y redes europeas y de otros lugares parecidos, como son las islas mediterráneas dedicadas al turismo, para conocer experiencias de respuesta a la COVID y de cambio de modelo. Se crearía una red de redes que iría integrando y ordenando el conocimiento para que con todos los medios de comunicación posibles, llegase a toda la sociedad. Se generaría un flujo diario de ideas que se irían destilando hasta ser tan concretas y operativas que podrían implementarse, evaluarse y corregirse, si fuera el caso.

Las ideas recogidas de todos los equipos en temas como el cambio del modelo turístico, la lucha contra el cambio climático, la promoción de la nueva industria y la investigación, el apoyo al mundo rural, la transformación del sistema de atención a las personas mayores, el fortalecimiento de la educación, el refuerzo de la sanidad, la trasformación del pequeño comercio tradicional, el desarrollo de una movilidad eléctrica, la limpieza del mar y playas, la adaptación del mundo náutico a las nuevas tecnologías, la regulación del turismo de megacruceros, la batalla por una vivienda digna, etc, se aprobarían según su viabilidad legal, económica, social y ecológica.. Una vez aprobadas por los equipos de expertos, pasarían a las administraciones pertinentes y a las empresas privadas, que las irían aplicando en función de su presupuesto y prioridades.

Todas las ideas, las que se desarrollasen y las que no, estarían publicadas en una plataforma online creada a propósito y que se actualizaría cada semana, para que toda la información fuera asequible a todo el mundo. Este espacio virtual sería el espejo de nuestra capacidad de trasformación hacia una sociedad digna y sostenible.

En fin, es una idea.

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