El crecimiento económico corrupto invade la ciudad y el Ayuntamiento

La mirada de esta lechuza de la Seu de Mallorca, fotografiada por Eduard Miralles hace más de 20 años, sería imposible de repetir ahora, puesto que necesitan silencio y quietud para preservar su hábitat, destruido con la masificación turística. Esta mirada nos puede servir como símbolo de la interrogación sobre la pérdida de la dignidad en nuestra ciudad los últimos 30 años.

La corrupción de las principales instituciones de Mallorca (Ayuntamiento de Palma, Consell y Govern) se presentará primero como casos aislados desde los principios de los años 90, y se irá introduciendo como una práctica habitual en el seno de los partidos políticos, aunque aquí serán el PP y UM los que protagonizarán la casi totalidad de los casos. El problema se hará viral en la legislatura 2003-2007, los años del gobierno municipal en manos de Catalina Cirer, siendo presidenta del Consell Maria Antònia Munar y del Govern Jaume Matas. La mayoría de casos eran en el municipio de Palma.

Una vez analizados la mayoría de casos detectados y juzgados a lo largo de los últimos 10 años, podríamos decir que ha habido tres estrategias con las cuales se ha abierto camino la corrupción. Por una parte, la clásica del cobro de comisiones de las obras públicas o de los procesos urbanizadores que provienen de agentes privados donde la intervención pública es decisoria. Aquí la práctica consistía en que los cargos públicos obtenían, para sí o para sus partidos, una comisión equivalente al 3, al 5 y hasta un 10% del volumen económico del proyecto, como por ejemplo el caso de Can Domenge, el caso del Túnel de Sóller, el caso Peaje, el de Son Oms, el Palma Arena, etc.

 Rodrigo de Santos, en la portada de la revista Más (enero 2007).

Una segunda fuente de corrupción aprovechaba información privilegiada sobre los grandes proyectos que impulsaba la administración pública y que afectaban una parte importante de la ciudad, por lo tanto tenían un impacto relevante a todo su alrededor, como por ejemplo el caso de Son Espases o el del Plan Territorial de Mallorca. En estos casos se produce una revalorización en los alrededores del lugar donde se tiene que hacer la inversión y, por lo tanto, si uno tiene información privilegiada sobre la localización del proyecto, puede avanzarse a comprar solares del lado a un precio más bajo por el que después se podrá vender y hacer un negocio redondo.

La tercera fórmula era la de obtener pagos en metálico o en especies para hacer favores públicos a negocios privados, mediante la manipulación de contratos, subvenciones nominativas, sobornos para cambiar gobiernos, o simplemente metiendo mano en la caja. Los casos más sonados se han dado en el Ayuntamiento de Palma con los llamados caso Rodrigo de Santos, caso Funeraria y caso Cursach; pero también a otras instituciones como en el caso Calvià, el caso Brokerval, el caso Formentera, el caso Llucmajor, caso Sa Pobla, caso Bitel 2, etc.

El problema de la corrupción política en España se hizo evidente en 90 cuando todavía gobernaba Felipe González, con casos tan sonados como el caso Filesa, el caso Roldán, el caso Urralburu o el de Joan Guerra. Por lo que respecta a los gobiernos de Aznar, basta comentar que la mayoría de los ministros de su segundo gobierno estuvieron implicados en muchos casos de corrupción, entre los cuales el caso Gürtel sobresale entre todos, puesto que afectó el presidente del Gobierno y sucesor, Mariano Rajoy, que finalmente tuvo que cesar en el gobierno por una moción de censura.

Segundo gobierno de José María Aznar (año 2001). Fuente: Wikipedia.

La actitud de muchos políticos a la hora de afrontar el problema de la corrupción en España llegaba al cinismo, como se ve en el comentario a los medios de comunicación cuando le preguntaban a Rajoy por el caso Bárcenas: «No sólo comprendo el enfado perfectamente justificado de los ciudadanos, sino que comparto su indignación y su hartazgo. Estas conductas resultan particularmente hirientes cuando los españoles han tenido que afrontar tantos sacrificios y hacer tantos esfuerzos para sacar a nuestro país de la crisis». O aquellas palabras de Jaume Matas en el transcurso de la investigación realizada por el Juez  Castro: «Cuando se le pregunta si asistió a la boda del hijo de uno de ellos, (Matas) le resta importancia para decir que al cabo del año va a muchísimas bodas por razón de su cargo, quizá sea por ello que le queda poco tiempo para controlar el gasto público».

 Jaume Matas. Fuente: elmundo.es.

Jaume Matas era hijo de una familia republicana de izquierdas muy conocida a ciudad porque fueron propietarios durante muchos años de una tienda céntrica llamada Eléctrica Matas. Se integró en el PP cuando el presidente Cañellas lo hizo consejero de Economía. Los años de su último Gobierno, del 2003-2007, fueron los años de la máxima intensidad constructora e inmobiliaria en Ciutat, dejando en un segundo plano a la alcaldesa Cirer que se limitaba a seguirle la corriente y mirar hacia otro lado. Incluso cuando era todavía presidente, Jaume Matas compró un casal en el centro de Palma (que los medios de comunicación denominaron «el palacete») por una cantidad declarada muy inferior a su valor de mercado. Era el tiempo de la subida del sector inmobiliario. Las compraventas especulativas de casas dejaban una cantidad de dinero negro que circulaba a toda pastilla por fiestas regadas con cocaína y otros pasatiempos de diversa índole. Esta avalancha sirvió para consolidar el negocio inmobiliario internacional de Palma.

La época de corrupción intensa afectó, como hemos dicho, al Ayuntamiento de pleno. Hasta hace poco tiempo había más de 50 funcionarios imputados, algunos de ellos directivos municipales de departamentos diversos como el de Policía Local, Movilidad, Urbanismo y Función Pública. Esta derrota en la cúpula directiva del Ayuntamiento transformó totalmente su capacidad de gestión y de ejecución de proyectos y de expedientes. Por un exceso de precaución y por falta de personal, el retraso en muchos ámbitos ha sido la tónica de los últimos años, menguando extraordinariamente el poder municipal en la vida de ciudad.