De la ciudad romana a la ciudad moderna
La economía de Palma a finales de siglo XIX y el desastre de Cuba

La economía de Palma a finales de siglo XIX y el desastre de Cuba

La economía de Palma a finales de siglo XIX y el desastre de Cuba

La mayoría de los historiadores de la economía mallorquina del siglo XIX concluyen que Palma era a finales del siglo XIX una ciudad con una industrialización singular, pero comparable a las ciudades más dinámicas de España, con un modelo empresarial y de fábricas propio.

En 1876, Charles Toll Bidwell, cónsul general de la reina Victoria en Baleares entre 1869 y 1875, publicó en inglés Las Islas Baleares, una obra que no fue traducida al catalán hasta 1997. Allí Bidwell nos dice que Palma evolucionó durante la segunda mitad del XIX a un ritmo importante. Los cambios fueron tan evidentes y tan reales como en cualquier ciudad similar del mundo occidental, sin caer en el error de compararla con las grandes metrópolis continentales, locomotoras de la modernidad, como Viena, Londres, París o Barcelona.

El campo de Mallorca seguía teniendo mucha fuerza, pero será una industria nueva y una nueva estructura financiera que invertirá en Mallorca en las grandes obras de transportes de carreteras, ferrocarriles y energía, la que impulsará también la ciudad hacia el futuro.

En el último tercio del siglo XIX, hubo un proceso de concentración industrial relevante, en una ciudad amontonada de talleres y fábricas con maquinaria de vapor. Son ejemplos las fábricas de can Maneu, Can Ribes, La Rosa Blanca de Can Suau. Estos centros fabriles tenían cientos de obreros. A pesar de este crecimiento, la migración de mallorquines por motivos económicos hacia América fue intensa prácticamente hasta los años 30 del siglo XX, pero también hacia Francia y Argelia. Un proceso que también conoció Cataluña, a pesar de su fortísimo empuje industrial.

En 1882, la fundición de Can Maneu era una de las fábricas dedicadas a la producción de máquinas que utilizaba el vapor como fuerza motriz y su propietario había estudiado ingeniería en París. La Rosa Blanca (1851) producía bebidas alcohólicas y conservas de alimentos que exportaba a Europa y América. Harineras, curtidurías, fábricas de calzado y toda una red de producción diversa de hierro y textil, es una muestra clara de una ciudad contaminada por los gases, aguas y residuos que expresan el lenguaje de las industrias nuevas y de una producción diferente a las de los gremios y talleres.

La concentración de actividades productivas en Palma impulsó el crecimiento demográfico y provocó impactos sobre el espacio y el medioambiente. Este hecho fue uno de los factores que impulsaron el derribo de las murallas, ya que el discurso sanitario e higienista había calado muy profundamente en la mente de los ciudadanos.

Mientras los años 80 tuvieron una dinámica económica creciente, la última década no fue tan buena debido a crisis agrícolas como las de la filoxera. El cierre del mercado colonial fue efímero y, de hecho, se recuperaron en dos años las conexiones regulares con Cuba y Puerto Rico, mercados cruciales para el calzado balear.

El puerto de Palma y la Riba son algo más que el paseo donde los mallorquines esperaban el «barco». Era, más bien, la frontera con el mundo exterior, el horizonte de los sueños e ideales, la fábrica de las reivindicaciones obreras, de las huelgas, los disturbios y la explanada donde se creará el Mecánico FC, el primer club de fútbol de naturaleza proletaria, bisabuelo del actual Atlético Baleares.

Debido a su puerto, muy accesible en una bahía de las más navegables del mediterráneo, Palma tuvo un papel fundamental dentro del proceso de incorporación de Mallorca a los mercados internacionales y se consolidó como el principal centro expedidor de los excedentes mallorquines. La red ferroviaria de Mallorca se hizo estratégicamente para beneficiar industriales de Ciudad, ya que todos los puntos de la isla llegaran los productos hacia Palma y no hubiera una línea hacia Alcudia, lo que hubiera sido razonable.

Ya fuera por quedarse en la ciudad o para que fueran exportados, todos los productos los de la agricultura comercial mallorquina llegaban a Palma y poder salir hacia Inglaterra, Alemania, Francia, países del norte de África y otros países americanos. Se exportaban sobre todo almendras, naranjas, algarrobas, manzanas y albaricoques, zapatos y textiles hacia América. Había una importante infraestructura de almacenes, oficinas y talleres dedicados a facilitar la exportación de estos productos.

Palma había dado muestras de su voluntad de abrirse y crear pautas de comportamiento modernos, en línea con las Exposiciones Universales, un modelo que se inició con las Ferias y Fiestas de 1881 y que continuó durante los primeros decenios del XX, con las Semanas Deportivas, Exposiciones de Productos de las Islas Baleares, en la Lonja (1910), con iluminación eléctrica diseñada por el arquitecto Antoni Gaudí.

El 20 de enero de 1896 el diario Última Hora anunciaba que el ciudadano de Palma general Valeriano Weyler era nombrado por la reina regente, jefe del ejército español en Cuba, sustituyendo al general Martínez Campos. Se iniciaba de esta manera uno de los capítulos más importantes de la historia de España de finales de siglo XIX, capítulo que tuvo una trascendencia significativa en la vida de Ciudad a fin de siglo y que implicó a dos de los personajes de Palma más relevantes de aquel tiempo.

La cosa venía gestándose en 1868 cuando estalló la guerra entre España y los separatistas cubanos. El conflicto continuó de manera larvada y se agravó cuando las medidas reformistas de otro ciudadano de Palma -Antoni Maura- en aquellos tiempos Ministro de Ultramar-, no fueron aceptadas por el jefe de su partido liberal, Práxedes Mateo Sagasta, rechazo que provocó a la larga su incorporación al Partido Conservador.

El conflicto bélico se reanimó en 1895, entrando EE.UU. en la guerra que fue perdida por España, poniendo punto y final al imperio español en 1898, provocando una crisis moral que afectó a toda una generación, que pasará a ser conocida por la «generación del 98».

La ciudad de Palma recibió su impacto negativo ya que todas las exportaciones se resintió y las relaciones entre las comunidades mallorquinas en América también. Pero como veremos más adelante la crisis de Cuba se fue superando pronto y la economía mallorquina se fue recuperando, pero la vida de 600 mallorquines se perdió en  el desastre de Cuba.[:]

Revisat per

Carles Manera

Nota importante: El autor del texto es el colectivo “Palma XXI”. La persona que realiza la revisión no tiene porque coincidir totalmente con las ideas que expresa el autor.

Doctor en Historia por la Universitat de les Illes Balears y doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Barcelona. Premio Extraordinario de Licenciatura y Premio Extraordinario de Doctorado. Catedrático de Historia e Instituciones Económicas. Consejero de Economía, Hacienda e Innovación del Gobierno de los Islas Baleares. Premio Ciutat de Palma de Investigación (Ayuntamiento de Palma, 1983), premio Miquel de los Sants Oliver de Investigación (Obra Cultural Balear, 2001) y Premio Cataluña de Economía (Sociedad Catalana de Economía. Caja de Cataluña, 2003). Autor de numerosas publicaciones y colaborador en otras muchas. Publica en su blog de forma periódica análisis de la situación económica actual.

Fonts consultades:

Referencias bibliográficas:

Banco de crédito Balear. 1872-1972 primero centenario.

Buades Crespí Joan. Panorama bibliográfico sobre la emigración balear a Ultramar

ESCARTÍN BISBAL Joana Maria. La ciudad amontonada. Industria del calzado, desarrollo urbano y condiciones de vida en la Palma contemporánea (1840-1940). Ediciones Documenta Balear,Palma de Mallorca, 2001, 398 pp.

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Manera Carles. Las cajas de ahorro y lo crecimiento económico en Baleares 1880-2001.

Molina Ramon y alto. Ferrocaril, Tansformaciones economicas y especulación urbanística. La Ciudad de Palma. 1870-1940.

Negreira Juan José y José Luis de Mesa. Mallorquinas, menorquinas y pitiusos en la guerra de Cuba 1895 – 1898. José J. De Olañeta, Editor – Colección La Foradada (Palma de Mallorca 1998).

Congreso Internacional de Estudios Históricos: Las Islas Baleares y América, Volumen III. Palma: Instituto de Estudios Baleáricos 1992. 438 páginas.

Referencias en páginas web:

http://www.historiadeiberiavieja.com/secciones/historia-contemporanea/valeriano-weyler-guerra-cuba

http://miquelcinema.blogspot.com.es/2013/01/foneria-joan-oliver-can-maneu.html

Imagen de cabecera: fotografía de la fábrica de sa Cotonera. Fundada el año 1883, situada donde ahora se encuentra la calle Bonaire. La imagen es del archivo del Cronista de la Ciutat y fue tomada en el siglo XX.