La ciudad moderna: de 1900 a 1936
Palma tumba las murallas y nace la ciudad nueva

Palma tumba las murallas y nace la ciudad nueva

Palma tumba las murallas y nace la ciudad nueva

El siglo XX empieza en nuestra ciudad con un gran cambio simultáneo con el derribo de la murada de terra: la aprobación del Pla Calvet o del Ensanche, el año 1901. Este plan cambiará la fisonomía de Palma y marcará su forma de ser en el siglo XX.

En los años cincuenta del siglo XIX por toda Europa se extiende la filosofía económica liberal, hija de una burguesía que está desarrollando una nueva forma de capitalismo. Del capitalismo mercantil que había generado el crecimiento de esta clase social, se estaba pasando al capitalismo financiero y en este, la urbanización de las ciudades y la consiguiente inversión inmobiliaria juega un papel muy importante en Europa, ya que propició el crecimiento de los negocios.

Por eso no es de extrañar que la primera vez que se empieza a hablar del tema del ensanche de Palma sea en 1859 por parte de Pere Alcàntara Peña. Durante el Sexenio Progresista en 1873 ya se consiguió derrocar una parte de la muralla.

La filosofía higienista fue la justificación popular más importante para impulsar las reformas en Palma, como el escombro de las murallas y las canalizaciones de agua. El proceso de derribo de las murallas era muy complicado y no estaba ausente de la especulación económica debido a la recalificación urbana de las «zonas polémicas» que delimitaban alrededor de la muralla hasta 1.250 metros de distancia.

El Ayuntamiento insistió durante todo el 1901 en el hecho que quería el permiso para poder tirar la muralla de tierra. Primero llegó un permiso para hacer un derribo parcial en tres tramos de 20 metros y como el ayuntamiento no lo aceptó, llegó el definitivo en forma de telegrama firmado por el general Weyler que en aquel momento era Ministro de la Guerra, siendo alcalde Enric Lladó.

En cuanto a las personas que impulsaron el Plan de Ensanche de Palma, eran gente progresista, el mismo Calvet Girona fue en 1906 Regidor y Batle de Palma por el grupo republicano. Eusebi Estada fue el primero que en 1885 ponga de manifiesto la necesidad de un cambio.

Ellos manifestaban la inutilidad estratégica de las murallas y la posibilidad de ocupar las llamadas «zonas polémicas», un espacio de 1.250m en torno a las murallas donde no se podía construir. Decían que la población  permanecía amontonada y con unas condiciones sanitarias muy deficientes. Derrocar las murallas significaba el progreso, y solo los conservadores, como en Bartomeu Ferrà de la Sociedad Arqueológica Lul·liana, la única voz de peso que se opuso. El valor patrimonial de la muralla no pesaba tanto como su necesidad de derribo, por los progresistas era «un cinturón de piedra que nos oprime y mantiene el aire fétido»

La filosofía de la nueva ciudad era perseguir el desarrollo industrial moderno que estaba amenazado por la construcción de fábricas que no podían crecer más dentro de ciudad y tenían que ir demasiado lejos del centro, según nos comenta Ramon Molina.

Los trámites para llevar adelante el proyecto de una nueva ciudad, son anteriores al libro de Eusebi Estada. El año 1878 ya se creó un concurso para adjudicar el anteproyecto para la redacción del proyecto del Eixample, si bien hasta el 1901 no se aprobó, precisamente porque para poder derruir las murallas hacía falta el desarrollo de una ley que no se promulgó hasta el año 1895.

La intervención en Madrid de los mallorquines Valeriano Weyler, entonces Ministro de la Guerra y de Antoni Maura, fue definitiva para su promulgación. Recuerdo de esta intervención es la estatua que la ciudad dedicó a Maura en la Plaza del Mercado al año siguiente un. Al inicio y derribo de la primera piedra de las murallas que rodeaban la ciudad, unas 10.000 personas asistieron al acto. En la Casa Consistorial, entre colgaduras y flores en el balcón central, se instaló un gran letrero formado por miles de luces de gas que decía: Viva la Palma del Provenir junto con los retratos de Weyler y Maura.

Según la ley de ensanches, había que convocar un concurso de proyectos. En el caso de Palma, se hizo una comisión en el Ayuntamiento presidida por Bernat Calvet para redactar las bases del concurso. Al concurso se presentaron dos proyectos, uno, enviado desde Cartagena y actualmente atribuido a Garcia Fària, con el lema «Salus Populi» muy influido por el de Cerdà de Barcelona, fue defendido por la Academia de Medicina y Cirugía por su orientación general que se basaba en el clima, si bien el otro proyecto llamado «Felix qui potuit cognoscere causas» realizado por Bernat Calvet, fue el ganador del concurso.

El modelo de ciudad que se tuvo en cuenta no fue el de Barcelona, cuando menos el de París o el de Viena, donde se había urbanizado en torno el espacio ocupado por las antiguas murallas con bulevares, creando un plano radio-concéntrico alrededor de la ciudad antigua.

En el texto de las bases del concurso podemos leer: «El ensanche comprenderá un espacio anular (situado)… en la parte interior enmedio de las calles que limitan el casco antiguo» y en la parte exterior se pedía: «Enlazar Palma con Santa Catalina y el Campo de’n Serralta y estas dos últimas barriadas con Son Españolet y la Punta, unir Palma con el Hostalet y La Soledad, llevándo el ensanche hasta la desembocadura del Torrente de’n Barbera en el Portixol«. En todo caso, desde 1901 hasta 1930 se llevó adelante la aplicación del proyecto ganador, si bien en los 50  había todavía muchas calles sin asfaltar y estaba muy poco poblado.

La aplicación del Pla Calvet con el derribo de las murallas de Palma empieza el 18 de agosto de 1902, según las directrices de la ley de 1895 que autorizó el derribo de las murallas de la parte de tierra, y se llevó adelante durante el primer tercio del siglo XX. La fiesta ciudadana multitudinaria llevó tres días, muestra un alto consenso ciudadano entorno a la operación.

Esto puso en el mercado 69.687,72 m² de suelo público, de los cuales se vendieron 62.541,72 m², lo que supuso el 40% de los ingresos del presupuesto del Eixample y un traspaso de suelo público al privado de gran importancia. Si bien no se hizo como Barcelona, donde se emitió deuda pública en forma de préstamo hipotecario garantizado por los valores potenciales de los solares edificables, para poder llevar adelante el proyecto, fueron los impuestos sobre los propietarios de solares en el ensanche (4% del valor del terreno), los ingresos por licencias de obras y los beneficios obtenidos de las ventas de los solares procedentes de los derribos de las murallas, adquiridos por burgueses y terratenientes locales, los que se financiaron de la obra. Unos años más tarde Font y Montero que era médico y destacado higienista sería alcalde en 1905 y Calvet el ingeniero municipal, el 1906.

El arquitecto responsable de gestionar el Plan del Ensanche fue Gaspar Bennazar, desde 1901 arquitecto municipal de Palma. Fue su nombramiento muy polémico dado que fue designado a dedo, a propuesta del regidor Señor Planas, por la influencia de Eusebi Estada, con la oposición de regidor Señor Pozo, que denunció que para el nombramiento de Bennazar «se atendiese al compadrazgo y no al mérito demostrado en los ejercicios de una oposición»

Este inicio polémico no menguó la capacidad de Bennazar para emprender una obra extraordinaria que duró más de 20 años y al mismo tiempo cometer una cantidad enorme de obra privada que dejó en Palma una cantidad de edificios importantes, lo cual lo señalan como el arquitecto seguramente más importante del siglo XX en Palma.

Revisat per

Dolores Ladaria Bañares

Nota importante: el autor del texto es el colectivo “Palma XXI”. La persona que hace la revisión no tiene porqué coincidir totalmente con las ideas que expresse el autor.

 

 

Llicenciada en Historia por la Universitat de Barcelona. Doctora en Geografia por la UIB el 1986, con el tema L’Eixample de Palma, premi Ciutat de Palma. Catedrática d’Institut donde ha impartido clases de Ciéncias Sociales, Historia del arte y Geografia. Tiene publicados los libros: El ensanche de Palma. El Melià de Mar, un Cordech en Mallorca. De Círculo Mallorquín a Parlament de les Illes Balears (1990). Ha colaborado con el Col.legi d’Arquitectes, el diario Ultima hora y Televisión Espanyola.

Fonts consultades:

Bibliografia: 

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Escartín, J. Mª. (2001), La ciutat amuntegada. Indústria del calçat, desenvolupament urbà i condicions de vida en la Palma contemporània (1840-1940). Palma de Mallorca, Documenta Balear.

Estada,  Eusebio., La ciudad de Palma. Su industria, sus fortificaciones, sus condiciones sanitarias y su ensanche. J-Tous Editor. 1892

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Narch Noguera, J. L’enderrocament de les murades de Palma un triomf de l’higienisme mallorquí. Congrés d’Història de la medicina catalana. Vol 1. Pollença, 2002.

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Tous Joan: Las murallas de palma durante la era moderna. I centenari de l’Endorracament de les Murades de Palma 1902-2002, l’Ajuntament de Palma.

Verdaguer Màrius. La ciutat esvaïda. Mallorca: Editorial el Moll. 1983. Primera Edición.

Estudis Baleàrics, núm. 70/71. Les murades de Palma. Miscel·lània.Diversos autors

 

Imagen de cabecera: detalle de la acuarela de Bartomeu Ferrà que muestra las murallas a la altura de la Porta de Santa Catalina.