De la ciudad romana a la ciudad moderna
Palma vista por los viajeros del siglo XIX

Palma vista por los viajeros del siglo XIX

Palma vista por los viajeros del siglo XIX

Una de las fuentes de la estima de los mallorquines por su propia capital ha sido la profusión de relatos de viajeros extranjeros y nacionales que quedaban fascinados con Palma antes de entrar en el siglo XX.

En este capítulo daremos la palabra a los más reconocidos, sin más comentarios. Únicamente debemos decir que todos los viajeros llegaban a Mallorca en barco, normalmente desde Barcelona, pero también desde otros puertos y ciudades. En 1837 comenzó la primera línea regular Palma-Barcelona con 40 pasajeros y a partir de 1855 se constituyeron varias empresas navieras que establecían una línea regular que iba también a Valencia, Ibiza, Maó y Alcúdia. A ellas se sumarían progresivamente otras compañías que hacían trayectos hacia América y hacia otros países europeos. Especialmente a Francia desde el puerto de Sóller, puerto que tenía sus propias compañías navieras.
 
Antes de «nuestro» Archiduque, otro joven Archiduque de la casa de Austria, Maximiliano de Austria, amante de España, hizo un viaje a Mallorca a mitad del siglo XIX, y sobre Palma nos decía:
 
«29 de mayo de 1852. Hoy, a las nueve de la mañana y con un esplendoroso sol meridional echamos anclas en el Puerto de Palma, la capital de Mallorca. En Palma nos encontramos de nuevo con la romántica España, el escenario señorial e inolvidable de estas regiones meridionales. Junto a la amplia y hermosa murada, bañada por un azul ultramarino, está la ciudad antigua, bastante grande por cierto. De sus numerosos restos góticos destaca como un enorme relicario, dorado, cincelado y provisto de fíbulas, la antigua catedral gótica. Alrededor de la ciudad se extiende la llanura con sus campos de trigo y sus bosques de olivos, rodeados de una cadena montañosa, pintoresca y rocosa.»
Una de las expresiones más conocidas que pretende captar la atmósfera de Palma es la que hizo el Archiduque Luis Salvador en torno a 1880 en su libro La Ciudad de Palma:
Cuando navegando en alta mar, se llega a la amplia bahía de Palma, particularmente si se viene del Oeste, van emergiendo en la lejania, de un modo paulatino, encantadoras e inmóviles, las torres, después las doradas muralllas y finalmente las casas asentadas en la ribera de la capital de las Baleares. Existen muy pocas ciudades en el mundo que ofrezcan al forastero, que a ellas llega, una fisonomia tan amable, pues en muy pocas se combinan como aquí, la forma y el color para ofrecer un efecto tan armonioso” (pag 3 op.cit)
Charles William Wood, miembro de la Real Sociedad Geográfica de Londres, en su libro Letters from Mallorca de 1887, dirigiéndose a su hermana, dice:
La vista desde el mar, al acercarse a Palma, causa una gran impresion. Ya le dije que tenia un aspecto sumamente oriental, el cual es muy atractivo”.
 
Gaston Vuillier, ilustrador y viajero francés reconocido, en su libro Las islas olvidadas publicado en Paris en 1893, podemos leer:
«Estamos dentro del puerto; los muelles ofrecen una animación extraordinaria: han venido a ver llegar ‘el vapor’; es una de las grandes distracciones de los habitantes. Unas barcas rodean el barco; ligeras galeras se precipitan al gran galope de las mulas o los caballos; toda esta gente hormiguea a plena luz, bajo un cielo azul, ante el maravilloso decorado de la ciudad encendida al sol «.
 
Hermann Alexander Pagenstecher (1825-1889) era doctor en Medicina, catedrático de la Universidad de Heidelberg y director del Museo Zoológico de Heidelberg. Visitó varias veces Mallorca y escribió el libro Die Insel Mallorca, publicado en 1867, en él podemos leer: 
«Parece incomprensible que en esta misma ciudad, que además tiene un comercio marítimo muy importante y es sede de las autoridades, casi no existía la posibilidad de encontrar un alojamiento adecuado, pero es que realmente no había, en toda la ciudad, alguna fonda que mereciera ese nombre». (Pag. 18 GGB)
 
“Los encantos de las mujeres palmesanas son proverbiales. De grácil figura, con manos y pies muy finos, con un pelo negro y sano, facciones amables, finas y una expresión en los ojos, que parece unir el fuego mediterráneo con la suave dulzura de las mujeres del Norte. Las mujeres y chicas del pueblo miran a los transeúntes con gran interés, sin embargo, nunca observé que miraran a los hombres. (Pagenstecher 1867: 74)”
 
El escritor y viajero Charles Toll Bidvell, en su libro Las Islas Baleares escrito en 1876, editado por Muntaner en 1997 nos dice:
 
«También Palma tiene sus ferias de ganado y aves de corral en los alrededores de las murallas, donde en Navidad y Pascua, la élite de la ciudad examina gallos y pavos, cerdos y corderos, antes de comérselos. La gran señora, a pie o en carruaje, se pasea mientras su cocinera hace la compra para la comida de Navidad o Pascua. Y así se hace en las ferias de la parte foránea. Todas las clases sociales se mezclan, señores y campesinos, dandis de ciudad y mujeres de pueblo que con su presencia dan vida y alegría a la escena.»
 
El Dr. Moritz Willkomm, botánico austriaco, director del jardín botánico de Praga, hizo un viaje por España y Baleares y publicó un libro sobre el mismo en 1873. Nos dice:
 
«Desde un punto de vista general, en Mallorca predomina un bienestar económico, la mejor confirmación es el escaso número de mendigos. (pg52. GGB)«.
En la segunda parte del libro, cuando hablemos de la Ciudad Moderna de los años 30, volveremos a leer lo que dicen nuevos viajeros, sobre una ciudad que ya se ha introducido dentro de los circuitos turísticos preferidos por los europeos.

Revisat per

Antoni Capellà i Trobat

Nota importante: El autor del texto es el colectivo “Palma XXI”. La persona que hace la revisión no tiene porque coincidir totalmente con las ideas que expresa el autor.

 

Productor y director de cine y televisión, cursó estudios de cine en París (1981) y Madrid  (1982-83 y 1983-84). Entre muchos trabajos realizados en el mundo del cine, destacamos la producción de la serie de ficción de 13 capítulos para TVE, Delirios de amor. También trabajó como guionista y director del capítulo “Es sólo un juego” (1989) de la misma serie. También ha realizado trabajos como la serie de 7 capítulos para la SGAE, AUTORXAUTOR (premio en el Festival de San Sebastián). Entre 2003 y 2005 produce y dirige la serie documental de 13 capítulos para TVE, Baleares: Un viaje en el tiempo. Produce y dirige el documental Yo, Graves para la Fundación Robert Graves (2004) y dirige el documental Ramón Llull. Entre 2007 i 2011 ejerce diversos cargos directivos en IB3.  En 2015 produce y dirige el documental El temps s’esmicola.

 

Fonts consultades:

Referencias bibliográficas

Amaya Alzaga Ruiz. El viaje a Mallorca en el siglo XIX: la configuración del mito romántico y de sobre itinerarios artísticos. Espacio, Tiempo y Forma, Serie VII, H.a del Arte, t. 18-19, 2005-2006, págs. 163-193
Archiduque Luis Salvador. La Ciudad de Palma. Editar Luis Ripoll por encargo del Ayuntamiento de Palma. 1954.
Alejandro Casadesús Bordoy., Un científico, un viaje, una isla, un libro: el viaje de Pagenstecher a Mallorca
Revista de Filología Románica, ISSN 0212-999X, Nº 26, 2009, págs. 135-152
Bartomeu Barceló y Pons. Historia del turismo en Mallorca.
Germa Garcia Boned. Mallorca vista por los viajeros alemanes. Miquel Font Editor. 2.003.
José Fiol Guiscafré, Tesis doctoral titulada «Descubriendo el Mediterráneo. Viajeros ingleses por las islas Baleares y Pitiusas, el siglo XIX (1992)«.
Aránzazu Miró. Aquel invierno de Chopin en Mallorca (Palma de Mallorca, Editorial El faro de las Crestas, 2000.
Manuel Oliver. Antología de Viajes en Patios de Palma Vol. II. Guillermo Canals Editor. 2007.
 
Miquel Seguí. Tesis doctoral, El Descubrimiento de la islas olvidadas (1992)
Joana Segui, Diccionario de viajeros anglófilos en Mallorca. Olañeta Editor.
Gaston Vuillier. Las Islas Olvidadas. Editorial Moll 1973.
Charles William Wood. Letters from Mallorca de 1887.