La ciudad moderna: de 1900 a 1936
Palma se recupera de la crisis de Cuba y la ciudad industrial avanza

Palma se recupera de la crisis de Cuba y la ciudad industrial avanza

Palma se recupera de la crisis de Cuba y la ciudad industrial avanza

En una página anterior de nuestra biografía, decíamos que Palma se resintió con la Guerra de Cuba porque las exportaciones, que eran vitales para mucha gente, se hicieron mucho más difíciles. Aun así la economía de Mallorca – y Palma como motor-, fue recuperándose y abriendo nuevos caminos de crecimiento, no exentos de dificultades y de altibajos. Un crecimiento que como veremos a lo largo del libro, desmiente el mito de que Palma era antes del turismo una ciudad pobre, de nobles y campesinos, que pasó de la miseria agrícola a la abundancia del boom turístico sin una etapa industrial, sin burguesía.

Debemos situarnos en un país donde la democracia estaba muy restringida. El sistema electoral español sólo hacía unos años que era universal, pero sólo para los hombres de más de 25 años. Las mujeres no votaron hasta la segunda república. El caciquismo y el gobierno «por turnos» entre Conservadores y Liberales era el juego político que marcaba el poder de las instituciones, excepto en situaciones muy graves de descrédito de la monarquía donde la ciudadanía miraba otras alternativas. La guerra de Cuba fue una de esas situaciones que hizo que los republicanos fueran la lista más votada en el Ayuntamiento de Palma en 1901, con Lluis Martí al frente. La presencia de los republicanos en los primeros años del siglo XX influiría en que hubiera mas obras públicas.

Palma pudo recuperarse de la guerra de Cuba bastante pronto. Durante los primeros 10 años del siglo XX la economía volvió a dinamizarse. Se empezaban a hacer inversiones importantes en hoteles, nuevas industrias, casas particulares, edificios públicos y en equipamientos de ocio para dar impulso al que se quería que fuera el nuevo motor de la economía de Mallorca: el turismo. Un sector que a pesar de sus paradas esporádicas, irá creciendo hasta ser hegemónico y amenazar con morir de éxito en el siglo XXI. Junto con el turismo, la construcción también irá haciendo su camino hasta ser co-protagonista principal en los años sesenta, ya en tiempos del boom turístico. Acompañando el crecimiento económico, las luchas obreras serán siempre presentes, como por ejemplo en 1903 año en que los albañiles hicieron una huelga por motivos salariales y de horario laboral…

La administración pública no era un motor económico principal pero ayudaba en los momentos críticos, sobre todo cuando todos los partidos políticos pedían contratar obras para derribar la muralla para dar trabajo a los parados. Aun así, durante los primeros 10 años del siglo XX , hubo algunas actuaciones públicas importantes, como la continuación de la demolición de la muralla, la reforma del Consulado de Mar para la creación de la Escuela de magisterio femenino, la construcción del Hospital Psiquiátrico, o el nuevo Matadero. También hubo iniciativas importantes de entidades civiles o de la Iglesia, como la construcción del velódromo del Tirador impulsado por la sociedad ciclista Veloz Sport Balear, las escuelas del Sagrado Corazón o la Salle, la reforma de la fachada de Santa Eulalia o la importante intervención de Gaudí en la Catedral, de la que hablaremos más adelante.

Aunque los dos sectores económicos mencionados- Turismo y Construcción-irán creciendo, a principios del siglo XX, el sector que más crece en Palma es el industrial. Pese nos conste creerlo, la población activa empleada en el sector secundario era en 1900 de un 22%, la 4ª de España, tras País Vasco, Cataluña y Madrid.

Las exportaciones de productos transformados del campo, además de los del textil y los zapatos, serán una importante fuerza que hará crecer el sistema industrial mallorquín. Las exportaciones registradas en el puerto de Palma de 1900 a 1920 se duplicarán y la demografía se volvió a recuperar después de 30 años de emigraciones importantes. También son positivos los datos comparativos de la renta per cápita respecto de España y la estabilidad de precios. Todo indica una economía mejor que la media española.

Para que el sector industrial creciera, era necesario un buen transporte, una industria transformadora y un sistema portuario eficaz. Este fue el proyecto económico principal de la nueva burguesía de Palma durante el primer tercio del siglo XX. Por la situación del Puerto y por el volumen de personas y de empresas, Palma fue la capital del nuevo sistema económico liberal de Mallorca. Un sistema económico impulsado por la modernización de toda la vida política y social que se hacía en toda Europa. Un cambio tan importante que las resistencias estaban siempre presentes y un paso adelante también podría ir acompañado de un paso atrás.

La red del ferrocarril que había empezado en 1874, acabaría completándose en 1930, con una red de 212 kms, que enlazaba Palma con las principales ciudades de Mallorca: Soller, Inca, Manacor, Felanitx y Santanyí extendiendo la concepción radial del crecimiento urbano. La densidad de la red ferroviaria era el doble que la media española. Se complementaba con una red de tranvías en Palma que empezaría en 1916 con la línea Palma-Portopi y acabaría llegando a todos los barrios de la ciudad en 1935, con un total de 51,7 km de línea. Era el transporte más popular de la ciudad y llegó a transportar más de 14 millones de pasajeros al año en 1938.

Una vez rota la barrera física y psicológica que suponía la muralla, las fábricas concentradas en el centro histórico se extendieron hacia Santa Catalina, el Molinar y los barrios de Hostalets y la Soledad. Unos de los ejes principales de la industrialización fue el que iba paralelo al ferrocarril. La estación central fue creciendo en torno a la actual Plaza de España y el volumen de mercancía era tan grande que se hizo en 1931 un túnel hasta la muralla del mar, para evitar que el tren pasase por la Rambla y el Borne hasta llegar al Puerto. Así se cumplía el objetivo mes deseado los accionistas del ferrocarril: conectar directamente el Puerto de Palma con total la Isla sin tener que atravesar la ciudad.

La necesidad de transporte marítimo hacía que algunas industrias crecieran al lado del mar como la fábrica de productos químicos Alcasil a s’Aigo Dulce. La ciudad portuaria crecía ante la Lonja y ante la Catedral con nuevos muelles y servicios para los barcos, hasta que en 1912 se construyó -según proyecto de Pedro Garau- el famoso muelle de la Riba.

La Riba fue un lugar muy popular no sólo como lugar de trabajo y de paseo, sino de «desenfeinats» que iban a curiosear las operaciones de los nuevos barcos de vapor que poco a poco sustituirían los grandes veleros. La Isleña Marítma, la compañía naviera puntera de Mallorca y de capital totalmente local, ganó en 1910 el concurso estatal de la concesión de líneas de transporte marítimo con las otras islas, Barcelona, Valencia, Argell y Marsella, con más frecuencias semanales y con la obligación de rehacer su flota con 5 barcos de vapor modernos. La compañía, que tenía oficinas en las principales capitales europeas como Paris, Londres y Berlin, se lanzó a un proyecto de primera categoría europea. Encargaron la construcción de los cinco barcos a la famosa Casa Odero de Génova, con un éxito total ya que por su elegancia y majestuosidad, los barcos fueron conocidos popularmet como «los Cisnes del Mediterráneo».

En 1910, impulsada por la Cámara de Comercio y con un apoyo importante del Ayuntamiento, se hizo ante la Lonja la primera exposición regional con la participación de 420 expositores, que recibió visitantes de toda Mallorca y España. Se aprovechó la ocasión para convertir el descampado portuario de delante la Lonja en un paseo, ordenado por Gaspar Bennazar, al que dedicamos la página siguiente.

El crecimiento de la industria fue parejo al crecimiento del movimiento obrero que luchaba como en otras ciudades europeas para la mejora de sus derechos y condiciones económicas de sus contratos. El movimiento obrero, defendido en parte por republicanos y totalmente por los socialistas, fue evolucionando tanto cualitativa como cuantitativamente a base de huelgas y luchas que costaban muchos sacrificios.

Poco a poco la coalición republicana-socialista se reforzó con los regionalistas y el movimiento obrero recibió un buen empuje de Joan March, no sin contrapartidas como veremos más adelante.

Unos años después, debido a la primera guerra mundial las exportaciones también sufrieron ciertas transformaciones, pero también hubo nuevas oportunidades debido a la neutralidad del estado Español y a las necesidades extraordinarias de bienes primarios que tenían los países en guerra. Veremos como la entrada de Joan March en Palma cambia la dinámica política y económica de la ciudad.

Revisat per

Ramon Molina de Déu

Nota importante: el autor del texto es el colectivo “Palma XXI”. La persona que hace la revisión no tiene por qué coincidir totalmente con las ideas que exprese el autor.

Doctor en Economía, es Profesor de la UIB al departamento de Economía Aplicada. Ha publicado un libro como autora y nuevo en autoría compartida. Se ha especializado en la historia industrial de Mallorca.

Fonts consultades:

Referencias bibliográficas

  • Alemany Juan. Los grandes puertos de Baleares. APB.2001
  • Bibiloni Jordi. Historia del tranvía elèctric.
  • Escartin Joana Maria. La ciudad amontonada. Industria del calzado, desarrollo urbano y condiciones de vida en la Palma contemporánea (1840-1940). Ediciones Documenta Balear.Palma de Mallorca, 2001, 398 pp.
  • Ferrer Pere . Juan March. Edit. Zeta. 2008.
  • Gabriel Pere . El movimiento obrero en Mallorca. Editorial Lavinia. Barcelona 1973
  • Manera Carlos. Las Cajas de Ahorro y el crecimiento económico en Baleares , 1880 hasta 2001. UIB
  • Molina Ramón y Antonia Morey. UIB. Ferrocarril, transformaciones económicas y especulación urbanística: la Ciudad de Palma desde 1870 hasta 1940. IV Congreso de Historia Universitaria. 2006.
  • Molina Ramón. Coste del Trabajo y coste de la vida como condicionantes del desarrollo industrial de Mallorca.

Referencias en páginas web

Imagen de cabecera: muestra la fábrica de electricidad llamada Central I, construida en 1922 entre Palma y el Portixol, aproximadamente donde hoy se encuentra el edificio de Gesa. La fotografía forma parte del archivo de Andreu Muntaner Darder.