La ciudad durante el franquismo: de 1936 a 1975
Palma, definitivamente internacional

Palma, definitivamente internacional

Palma, definitivamente internacional

Aunque en los años 50 se estrenó la película “Jack el Negro” y más tarde llegó Errol Flynn, la ciudad continuaba más centrada en sí misma que abierta al mundo, exceptuando un pequeño grupo internacional que crecía rápidamente en el barrio del Terreno. En cambio, la década de los 60 será la década de la explosión internacional de Palma, ciudad que visitarán centenares de personalidades de todas partes, estancias recogidas de manera exhaustiva en la obra de Matías Vallés “Mallorca 20th Century. An essential destination”, pieza clave para entender la irrepetible popularidad mundial de la ciudad de los años 60.

Personajes míticos como Haile Selassie estuvo alojado en el Hotel Victoria en 1967, el mismo año en que nos visitaba el rey Saud de Arabia que repartía miles de pesetas a los jugadores del Mallorca por su deportividad. El 23 de junio de 1961 fue inaugurado el Hotel Son Vida, el establecimiento emblemático de Mallorca de aquella década. Al acontecimiento asistieron más de quinientas personalidades de todo el mundo que componían el goldbook monárquico y artístico del momento, encabezado por el príncipe Raniero de Mónaco y la princesa Grace, que llegaron a Mallorca a bordo del barco Cristina, con el magnate Aristóteles Onassis y la diva de la ópera María Callas. Entre los invitados más célebres también figuraron Montgomery Clift, Elsa Martinelli y Charles Farrell. La prensa rosa dejó testimonio de la jornada, que concluyó con la actuación de un improvisado cuarteto: Elsa Maxwell al piano, Raniero a la percusión, y con Onassis y Callas al micrófono interpretando canciones griegas. Las fotos dieron la vuelta al mundo y Palma fue descubierta como la capital “chic” de verano a toda Europa.

El Hotel Son Vida alojó igualmente en la familia real española hasta que se declaró Marivent como residencia oficial en 1973. También fue frecuentado por la monarquía saudí y la marroquí. Otro rey, aunque sin trono, Humberto de Saboya, también vino a Palma para participar en un acto monárquico por la restauración de la Monarquía en Italia, con muy poco éxito por lo que se ha podido constatar.

La proyección exterior de Palma registró en estos años un efecto alud y la nómina de los visitantes VIP se alargó tanto que parecía no tener fin. De hecho, cuesta encontrar una personalidad de envergadura en el ámbito artístico, económico, político o social de entonces que no tenga referenciada una visita a Palma. Muchos de los grandes nombres propios de esta década dorada aterrizaron en la ciudad, atraídos por el ambiente de recreo cosmopolita que destilaba. Hablamos, sólo por citar algunos, de Anthony Quinn, Michael Caine, Yehudi Menuhin, Brigitte Bardot, Gunter Sachs, Jean Paul Belmondo… Zsa Zsa Gabor también pernoctó cómodamente en el Son Vida, aunque tuvo que pasar un último anochecer en el “cuartelillo” de la Guardia Civil por no pagar la factura…

La vida nocturna giraba en torno a una nutrida galaxia de salas de fiestas, bares y restaurantes, la mayoría concentrados en la plaza Gomila. Entre todos hay que destacar la discoteca Tito’s, situada en la antigua casa de la familia Gomila, “indianos” ricos que la vendieron y se marcharon para siempre a Santiago de Cuba, dónde tenían la casa principal (ver Historia del Terreno). La sala era un espectacular balcón sobre la bahía de Palma -sin barcas ni coches- con la Catedral en el horizonte. Paco Moyà, su director artístico, fue capaz de contratar a artistas de fama mundial como Ray Charles, los Platters, Maurice Chevalier, Lionel Hampton, Tom Jones, Marlene Dietrich o Louis Armstrong, entre otros muchos. Carteles de lujo que llenaban la sala a tope. Como contra-punto, la discoteca preferida por el público local y los turistas era Tagomago. Ofrecía un espectáculo arraigado en la cultura mallorquina, siempre animado por los Valldemossa y Margaluz, sus propietarios.

La plaza Gomila, concentraba un buen puñado de locales que configuraban una vida nocturna donde se congregaban todo tipo de públicos. Había otras discotecas – como Rodeo y Rodeito- más dirigidas al público local. Sgt. Peppers era para entendidos rockeros; no en balde actuó en directo Jimmy Hendrix en 1968. Posteriormente se inauguraron otras discotecas como la modernísima Barbarella y Tiffanys, conocidas en toda Europa. Los expertos en aquella geografía empezaban el circuito procesional con una cena en los restaurantes El Patio, Samanthas o Ola’s; una posterior visita a barras de primera línea como por ejemplo Joe’s, Mónaco o Mínimos y acababan de madrugada en las discotecas.

Gomila fue lugar mágico de diversión, conversación nocturna y escenario de historias amorosas de todo tipo, como explica Tomeu Canyelles en su libro sobre los picadores. La fiesta llevará hasta finales de los 70, cuando la droga lo embadurnó todo y abrió el pozo para hundir aquella época. El barrio de Gomila, corazón del Terreno, está hoy tan transformado que parece imposible que un día fuera el centro del mundo. Una lección para no olvidar.

En este proceso de proyección exterior de Palma se introdujo, en 1964, el Festival Internacional de la Canción de Mallorca, que celebró la primera edición en el Hotel Cristina, entre Can Pastilla y S’Arenal. Siguieron otras seis convocatorias que dieron pie a la popularización de Palma y de Mallorca con canciones de gran éxito en los “hits parades”: “Me lo dijo Pérez”, “Vuelo 502”, “El puente”, “El turista 1.999.999”… En aquellos años 60, Palma se introdujo en el imaginario popular europeo como un espacio mítico de ocio y diversión, especialmente de anochecer. El significado de la vida nocturna de Palma para muchos ciudadanos nacidos en los 40 y los 50 lo describe Jordi Bayona en su última novela, “Bésame… odiame… ¡haz algo!”, que publica en portada una foto emblemática de Anita Ekberg, promocionando la Mallorca de los años 60. Leemos lo que dice la protagonista de esta novela: “Llegamos a Mallorca en la primavera de 1964. La única mancha en el recuerdo la puse de mayor: año infausto que celebraba los 25 años de paz franquista. Me quedé con que “cada día es fiesta en Mallorca, cada noche surge un nuevo amor. Soy feliz viviendo aquí en Mallorca, paraíso del Amor”. Everyday is Sunday in Mallorca. Everynight stars are in the Sky…”. Era la melodía de los Javaloyas que sonaba en aquel verano que yo bailaba y cantaba descosida (pág. 122)

Paralelamente a la diversión nocturna agitada de las discotecas, se creó otra más clásica, más madura y tranquila ubicada en espacios nuevos premiados por el Fomento del Turismo: Club de Mar, Pueblo Espanyol, Club Náutico o el nuevo Auditorium, creado por Marc Ferragut e inaugurado por Herbert Von Karajan en 1969. De hecho, no toda la diversión era nocturna. Palma salía a la calle cuando personajes mallorquines triunfaban en el mundo como por ejemplo Maruja García Nicolau, aquella joven palmesana de barrio, de Son Cotoneret, que consiguió ser Miss Europa en 1962. O Cuando Guillem Timoner fue pentacampeón mundial de ciclismo en pista. Palma vibró igualmente cuando el Mallorca subía a la Primera División de fútbol o cuando se inauguró la Hípica de Son Pardo.

Pero más allá del gran ajetreo, había una ciudad más desconocida, una “Palma íntima”, nombre de uno de los libros de Carlos Garrido, que nos recuerda que no todo el mundo musical estaba concentrado en Tito’s y Tagomago”: “Hay locales que hacen historia, dejan su impronta en la ciudad. Mientras que otros se pierden en la sombra sin que nadie se acuerde más. De entre los primeros, siento una gran añoranza del Centro de la Guitarra. Es un nombre que a los jóvenes de la actualidad no les dirá nada, pero marcó la vida de muchos músicos hoy reconocidos, como Joan Bibiloni, Pepe Millán, Bel Cerdà, Carles Ponseti, Marusa Cano, Raphel Pherrer y otros muchos”. Palma Intima. Pàg 168.

Ni todas las tertulias transcurrían en las barras de los bares de Gomila, como lo asegura José Carlos Llop en “El Japón en Los Ángeles”: “En la ciudad donde yo he nacido y vivo, existía hasta hace pocos años, una tienda llamada el Japón en los Ángeles. Era una tienda vieja, un pequeño destacamento, entre novecentista y colonial, lleno de vitrinas y armarios acristalados, cuya luz no era color canela pero si ambarina, como de confitura de naranja. Esa tienda en principio, habían sido dos tiendas vecinas: una se llamada el Japón y la otra los Ángeles…..En El Japón en los Ángeles nadie compraba nada casi nunca, pero aquella tienda jamás estaba vacía. Sus dueños eran dos hermanos y por la tarde se reunía una tertulia de hombres mayores como ellos que, sentados en sillas de mimbre, charlaban de otro mundo a punto de desaparecer, como a punto de desaparecer estaba ya El Japón en los Ángeles”. (pág. 12).

Como es lógico, había muchas maneras de pasarlo bien en los barrios de Palma y lugares emblemáticos muy populares. Nos lo cuenta Climent Picornell en su “Crónica sentimental de Ciutat” (pág 41): “Me llegan nuevas que derribarán el Dorado. Viejo y abandonado. Para los muchachos que estudiamos en las monjas agustinas de la calle de la Reina Violant, el cine Dorado era el “Dorado”, un referente para el barrio que lo hospedaba, comprendido entre las vías del tren y la plaza de Santa Isabel, el bar Güell y los Hostalets. Era un barrio con una pátina obrera – como muchos de extramuros… La Soledad, S’hort des Ca, las Cien Casas…”.

El Dorado no llegó a desaparecer y ahora está rehabilitado como viviendas privadas. Tiene un cierto interés arquitectónico, puesto que fue diseñado por el arquitecto Guillem Reynés, autor de numerosas obras a pesar de su corta vida, como por ejemplo el cine Moderno de la Plaza de Santa Eulàlia, del que ya hemos hablado anteriormente.

En otro mundo, más intelectual y relacionado con la cultura catalana de Mallorca, hay que recordar que los 50 supusieron una cierta apertura a la cultura en catalán y en 60 la consolidación de su tolerancia, aunque se tenía que estar vigilante. Así nos lo cuenta Francesc de Borja Moll: “Sobre el año 60 me vino a ver Mn. Guillem Fiol, director de Radio Popular Diocesana de Mallorca, a pedirme autorización para hacer emisiones periódicas de “fábulas” de Mn. Alcover. Naturalmente le dije que sí y con mucho gusto. Me alegró mucho aquella iniciativa, que significaba un principio de normalización de nuestra lengua en la difusión radiofónica” (Pág. 185 de Memorias de F.B. Moll.)

Ahora bien, lo más trascendental de los años 60 para la vida de Moll- y de rebote para todos los mallorquines y catalanes-, fue la finalización, en 1962, del Diccionario Català-Valencià -Balear que empezó Mn. Alcover a principios de siglo y que recibió un empujón de 300.000 pesetas de la Fundación Joan March. Una tirada de un millón y medio de folletines turísticos sobre las Baleares costaba, en 1962, 4.350.000 pesetas, lo que se gastaba la Dirección General de Turismo para promocionar unas islas que ya crecían sin límites.

Otro hecho capital de aquellos tiempos y que todavía perdura, fue la creación de la Obra Cultural Balear, impulsada por el mismo Moll y presidida por Miquel Forteza Piña, hermano de Guillem Forteza, junto con otras personas, algunas en la Asociación de Cultura de Mallorca, entidad que aglutinaba a los intelectuales regionalistas de antes de la guerra civil.

Junto a personalidades internacionales que venían de viaje de placer o de negocio, también había una corriente intelectual que se movía por Palma con mucha energía y proyectos muy importantes. No había una Palma cosmopolita que hablaba inglés o francés y una Palma provincial aislada y cerrada que hablaba el mallorquín, sino una ciudad que se hacía internacional mediante la cultura propia y de la mano de toda la cultura catalana. Una buena muestra son los viajes y las colaboraciones académicas que tenía Moll con universidades alemanas, francesas o japonesas.

Un fenómeno que emergió aquellos años y que hermanó emocionalmente otra vez Palma y Barcelona fue el de la Nova Cançó. Eran los tiempos del Festival de la Elegancia y la Belleza para la elección de Miss Naciones Unidas y el ya mencionado Festival Internacional de la Canción de Mallorca, generosamente financiado por el Fomento del Turismo. Así, y sin ninguna financiación y de una manera modesta pero intensa, empezaron a aparecer en los años 60 una serie de cantautores que hablaban de las cosas que rondaban por la cabeza de mucha gente joven. Raimon, con su “Cara al vent”, cantó a Palma en 1965. Joan Ramon Bonet lanzaba su canción más popular “Alça sa cara en es blau” y su hermana, Maria de Mar Bonet, en 1970, triunfaba con aquella canción dedicada a su madre que era también una canción de amor a la Ciudad: “Mercè”.

Mercè. Palma n’és llunyana. Sóc lluny dels carrers. Lluny dels ametllers
I d’aquells carrers que clou la murada.
Mercè. Lluny del teu esguard, del vent tranquil. De la casa clara.

Mercè. Lluny d’aquells terrats on els gorrions s’estimen i canten i les monges estenen
els pecats del món i la roba blanca.
I un frare balla arran de teulada. Esperant prendre el vol cap al cel tan blau. Faldilles
enlaire.

Mercè. Taronges i flors damunt de la taula. Les gavines t’acompanyin
El lent caminar cap a l’hora baixa.
Sempre tornaré a la nostra platja
Les ones no em deixen, mumare, allunyar-me’n massa.

Revisat per

Jordi Bayona

Periodista. Fue director de Diario de Mallorca. Ocupó cargos públicos en el Govern: Director General de Comunicación y Director General de Acción Exterior. Es miembro del Consejo Directivo de IB3. Ha escrito cuatro novelas: “4-E, els anys d’excepció” (2004), “La panda de los dedos de oro” (2014), “Mallorca 17: El siglo del Dragón del capitan Coch» (2016) y “Bésame… ódiame… ¡Haz algo!” (2019).

Fonts consultades:

Referencias bibliográficas 

Bayona Jordi. Besame, ódiame…!Haz algo!. Editat per ifellbook. 2019
Bestard, Bartomeu. Història del Terreno I i II, articles publicats al Diari de Mallorca el  30.05.2009.
Canyelles Tomeu.L’Illa desvestida. Editor Lleonard Muntaner. 2015
Garrido, Carlos. Palma Intima. Editor J.J. de Olañeta. 2008.
Llop JC. El Japon de los Angeles. Editorial Península. Barcelona 1997.
Picornell Climent. Palma, Crònica Sentimental. Ifelbook. Palma 2015
Vallés, Matias. Organitzador i director de continguts. Essentials Mallorca 20th. Century. Editora Balear. 2001.

 

Referencias en páginas web

Jack el negro
https://www.youtube.com/watch?v=iGyKdHY5oV0

Tito’s
https://www.youtube.com/watch?v=3rf8bENCup0

Mallorca, un paraíso musical
https://www.diariodemallorca.es/sociedad-cultura/2012/11/10/mallorca-paraiso-musical/807077.html

Cançó Internacional de Mallorca. Los Javaloyas. Tot ja es mort. Parera Fons.
https://www.youtube.com/watch?v=6io53L5k-E4

Paradise of Love. Los javaloyas
https://www.youtube.com/watch?v=doWrsEpZBgs

Memoria musical
https://www.youtube.com/watch?v=GlsZ7IKwzQ4… Un Puente de Valencia a Mallorca.

https://www.youtube.com/watch?v=InFZ6Ad4C1Q Vuelo 502

Rock en Mallorca
https://www.youtube.com/watch?v=UNeQBTHUe6Q

Elke Sommer
https://www.diariodemallorca.es/ocio/2012/06/20/bikini-mallorquin-hizo-historia/774084.html

Los antiguos cines de Palma
https://www.youtube.com/watch?v=zwinGUdY0WA

Rondalles mallorquines
https://www.ccma.cat/tv3/alacarta/tria33/aixo-era-i-no-era-tornen-les-rondaies-mallorquines/video/5594298/

https://www.youtube.com/watch?v=qizT7vpCCTI

Gomila. Del que va ser i el que es
https://www.ultimahora.es/noticias/local/2016/08/03/207576/terreno-gomila-son-zonas-especial-intervencion-desde-este-miercoles.html

Jimmy Hendrix a Palma.
https://www.youtube.com/watch?v=bMmhHBr7WDA

https://www.vice.com/es/article/qb9bew/el-dia-que-jimi-hendrix-toco-en-mallorca-198

Raimon. La cara al vent.

Joan Ramon Bonet. Alça sa cara en es blau
https://www.youtube.com/watch?v=_5JU3p34XY8

Maria del Mar Bonet. Mercè.
https://www.youtube.com/watch?v=0kSmUMadE5U

Revival de “Palma de Mallorca”

 

Imagen de cabecera

La bahía de Palma desde la terraza de la discoteca Tito’s. Fuente: Fons Rul·lan.