La ciudad durante el franquismo: de 1936 a 1975
La ciudad de los vencedores

La ciudad de los vencedores

Mientras los vencidos eran fusilados, encarcelados, se escondían o emigraban, otros hacían proyectos para conseguir sus objetivos. La obra pública y privada era estimulada por las autoridades, pero la realidad se imponía y veremos como la construcción irá menguando durante el inicio de los años 40 de una manera muy preocupante, una muestra más de que la economía de Ciutat se había roto. Los problemas de los soldados que volvían de la guerra sin nada que hacer y la carencia de alimentos y materiales de todo tipo a causa de la intensa crisis económica, se hacían cada vez más angustiosos a  inicios de los años 40, con la guerra europea muy presente.

La crítica económica de la gestión republicana contrastaba con el dinamismo edificador de la ciudad. Del 1931 al 36 se registraron en el Ayuntamiento de Palma 2861 solicitudes de licencia de obra firmadas por arquitectos. Era una cantidad muy importante, más del doble de los cinco años anteriores. Durante la guerra civil, del 36 al 39 bajará pero se mantendrá a un ritmo alto con 2473 solicitudes. La caída fuerte será entre 1940 y el 1945. El año 1940 se registraban 525 solicitudes de licencia de obra y el 1945 ya solo eran 128. En total se solicitarán en estos cinco años 1727 licencias, cantidad similar a la de los años 20. (1)

En la década de los años 30, alternando con los eclecticismos y regionalismos, se construye de manera tan significativa que dejará impronta a la ciudad una obra privada ligada a la nueva corriente arquitectónica racionalista, hecha sobre todo por los nuevos arquitectos como Carles Garau (Casa Bonet), Josep Oleza (Casa Castanyer), Enric Juncosa (Casa Ques), Francesc Casas (Casa Mayol) y Guillem Muntaner (Casa Alcover). En el ámbito de la obra pública, destaca, de la mano de Guillem Forteza y sus colaboradores Carles Hack y Miquel Fullana, el edificio de la escuela Jaume I, conocida por “Escuela de Sa Feixina”.

Durante la guerra civil, mientras gobernaba la ciudad el alcalde militar Mateo Zaforteza Musoles, se construyen algunos edificios relevantes de estilo racionalista que todavía quedan en pie, como por ejemplo el cuartel de ingenieros, obra del ingeniero militar Baltasar Montaner, que se empezó a construir el 1937 y acabó el 45. El edificio está situado a la actual Avenida Gabriel Alomar i Villalonga -paradojas de la historia-. Como bien demuestra Gabriel Bibiloni en su libro Els carrers de Palma, la historia irá cambiando y los nombres de las calles también, nombres de personas protagonistas de Ciutat, a veces contrapuestas ideológicamente tendrán que convivir en el futuro, testigos vivos de un pasado.

En este en torno a la posguerra, Joan March Ordinas volverá a dar la campanada con la construcción del que desde entonces se denominó Palau March, ahora sede de la Fundación Bartolomé March Servera. La leyenda urbana -seguramente falsa- contaba que tiempo atrás, cuando el  Círculo Mallorquín estaba gobernado por la élite palmesana más conservadora, no lo dejaron hacerse socio. Se dice que como revancha, más tarde March compró el edificio de al lado del Círculo y construyó su palacio, donde vivió con su mujer muy poco tiempo.

Para construir su casa, Joan March utilizó un equipo de diferentes colaboradores. Quien gestionaba la operación era Emili Tramulles, director de la Banca March. El proyecto arquitectónico era de Luis Gutiérrez Soto, en el que se ven las influencias de los trabajos previos de Guillem Forteza que hizo para March en 1935, como dice la placa que figura en el edificio y como se puede ver en el dibujo de la fachada que se encuentra en el libro de Miquel Seguí (pág. 157). Forteza, a principios de 1940, ya con la salud muy delicada, era el que firmaba como delegado y colaborador de Gutiérrez Soto una petición en el Ayuntamiento para agilizar la licencia de obra. (2)

El Palau March se edificó en un solar junto al Círculo Mallorquín en el que había construcciones anteriores y del que hasta ahora no hemos podido saber quién eran los propietarios y quienes vendieron a Joan March. El proyecto fue visado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña y Baleares el 9 de marzo de 1940 con el título: “La construcción de un hotel particular para don Juan March en Palma de Mallorca”. Gobernaba la ciudad el militar y falangista Gabriel Riera Alemany.

Toda la ciudad sabía de la obra que hacía Joan March, de “aspecto grandioso” según la expresión del arquitecto municipal Jaume Alenyar que firmó el permiso de obras. Por indicaciones hechas en el informe municipal del mismo Alenyar, Joan March tuvo que comprar por 14.597 pesetas al Ayuntamiento un trozo de solar público para poder continuar, hasta las escaleras que llevan en la Seu, el pórtico de uso público que empezaba al principio de la calle del ahora denominado Palau Reial y antes General Goded. Tenemos que recordar que el solar donde se construyó el antiguo Círculo Mallorquín, ahora sede del Parlamento, también era del Ayuntamiento de Palma, fruto de la desamortización y destrucción del conjunto conventual de Santo Domingo.

La obra, de la que hoy en día no tenemos ningún testimonio fotográfico, duró cuatro años y consistió en un conjunto de intervenciones muy especiales, como era la obra mural de José María Sert y la decoración interior en la cual colaboró intensamente el anticuario Josep Costa, buen amigo de Gabriel Alomar. Sobre el edificio podemos leer una breve referencia en la web de la Fundación March:

“En el edificio domina el lenguaje historicista, cono fuertes influencias de los palacios barrocos mallorquinas e italianos. También destacan la calidad de los materiales utilizados y la riqueza y variedad de las decoraciones donde tuvo un notable papel el arquitecto Gabriel Alomar Esteve, que actuó como director de las obras”.

Luis Gutiérrez Soto era un arquitecto nacido, formado y arraigado en Madrid. Era muy conocido y prolífico, puesto que llegó a firmar más de 600 obras. Curiosamente también fue jugador de fútbol del Real Madrid y parece que marcaba muchos goles, por eso lo denominaban el “Pichichi” de la arquitectura. Además del proyecto del Palau March, hizo el del Palau Veri que no se llegó a hacer. Más tarde en Mallorca hizo algunas casas privadas en Formentor y en los inicios del boom turístico reformó el Hotel Victòria y construyó el Hotel Fènix en el paseo marítimo.

De la colaboración de Alomar en las obras del Palau no hemos encontrado ninguna documentación, excepto en las memorias del mismo Alomar en las que dice, criticando la vanidad profesional de Gutiérrez Soto, que tuvo que encargarse de los cortinajes de escayola que cubren los muros de la sala de música imaginada por Sert. Los comentarios a su obra del palacio del mismo Gutiérrez Soto no reflejan ninguna colaboración de Alomar:

“Al acabar la obra, me hicieron uno homenaje inolvidable, todos los que en ella intervinieron: constructor, canteros carpineros, decoradoras , incluso Sert, el gran pintor que decoró lo techo de la escalera y lo grande salón de musica, y en el que , miedo su carácter exclusivista tuve mil peripecias jocosas en el transcurso de las obras”.

El 24 de enero de 1946 el Palau fue inaugurado, según explica el diario Última Hora: “El banquero mallorquín don Juan March Ordinas dio ayer una fiesta íntima en su nuevo Palacio de la calle Conquistador (…) Los invitados recorrieron todas las salas del nuevo edificio, realmente espléndido y suntuoso”.

La obra de March no fue la única de gran dimensión que se hizo en aquellos primeros años de posguerra, pero seguramente fue la más importante. El control militar y falangista de las instituciones de Ciutat era total, pero aunque se ha querido ver un impacto ideológico del nuevo régimen franquista sobre la arquitectura, no está nada claro que en Palma el nuevo régimen afectara ninguna obra relevante de aquel tiempo, exceptuando el monumento de Sa Feixina, del que hablaremos más adelante. Cómo dice Miguel Segui citando a Lluís Domènech:

“La posguerra, como secuela del hecho irracional y lamentable de la guerra, no genera una arquitectura directa e íntimamente solidaria con el Régimen vencedor y desgajada del tronco que podríamos llamar tradición moderna de la arquitectura. Hubo, eso sí, un intento de definir una arquitectura para el nuevo Estado, pero esta tendencia fue débil y confusa en el panorama, ya de por sí caótico, en el que se movía la propia cultura, y la definición ideológica no se corresponde en esta época, como en tantas otras, con los símbolos que ciertos lenguajes arquitectónicos pretendían representar.”

Los arquitectos que hacían más obra en los años 40 eran, por este orden: Enric Juncosa, Carles Garau, Guillem Muntaner, Guillem Forteza, Francesc Casas, Josep de Oleza, Garcia Ruiz i Gabriel Alomar. Los arquitectos que habían liderado la etapa anterior a la guerra civil, iban menguando su obra por diferentes razones de edad, dolencia o muerte. Gaspar Bennàsar murió el 1932 y Francesc Roca el 1940. Guillem Forteza fue dejando su trabajo en manos de su colaborador Carles Hack, mientras que Jaume Alenyar hacía poco trabajo y seguía siendo el arquitecto municipal principal.

Aproximadamente, hasta la mitad de la década de los 40 se hizo obra de orientación racionalista. Al modernismo, que ya había tenido su momento en los años 20 como cánon estético de la arquitectura, le seguirá en los años 30, conviviendo con los eclecticismos y las alternancias estilísticas, la arquitectura de carácter racionalista. Esta arquitectura tendrá como referencia el GATEPAC barcelonès y la escuela de la Bauhaus alemana.

Durante aquellos años se hizo sobre todo arquitectura privada para uso particular, pero también algunas iniciativas públicas importantes, muchas de ellas todavía dentro de la ciudad antigua. Una muy importante, que pasó un poco desapercibida, fue la declaración de monumento histórico-artístico de la Muralla del Mar:

“La Muralla de Mar es el único resto del recinto del siglo XVI que se conserva y aunque como tal elemento artístico en sí, o por los detallas que contiene, no ofrezca especial interés, es cierto que lo ofrece como formando parte de un interesante conjunto urbano en unión de monumentos tan importantes como la Catedral y el Palacio de la Almudaina, a los que sirve de basamento” .

Cómo explica Pilar Simón a su estudio sobre la evolución de las actuaciones a la muralla a lo largo del siglo XX, el Ministerio de Educación Nacional pasaría a ejercer la tutela del monumento, mediante decreto de 21 de septiembre de 1942.

En cuanto a los edificios públicos, hay que destacar que arquitectos consagrados también hicieron alguna obra pública. Francesc Casas intervino en la delegación de hacienda y en el Edificio para la Comandancia de Marina en el paseo Sagrera. También hizo –aunque por encargo privado y algo más tarde– el Hotel Maricel a Can’s Català. El arquitecto Casas Lamolla, hizo el edificio de Correos junto con el ingeniero Francesc Pou, mientras que Guillem Forteza hacía el mercado de Pere Garau.

Carlos Garau Tornabells, arquitecto muy activo, hacía mucha obra particular y alguna privada de uso público como la Clínica Rotger de la calle General Riera que ahora ya no existe, en el tiempo que su cuñado y adversario histórico de Joan March, Manuel Salas Alcornocal, moría a Palma el 1942. También fue el arquitecto del Estadio Lluís Sitjar, así como de la Casa Provincial de la Infancia, también a la calle General Riera. En esta zona de la ciudad y junto con otras edificaciones de diferentes épocas , se fue configurando una “ciudad asistencial” que todavía perdura. Todas estas edificaciones estaban en el Eixample, que crecía muy caóticamente.

Antonio Garcia-Ruiz Rosselló, militar y arquitecto, hijo del militar del cual ya hemos hablado mucho porque fue el Gobernador Civil durante los primeros meses el golpe de estado, hizo la Sala Augusta, donde había sido la prisión de Can Mir, en la Avenida que actualmente todavía lleva el nombre de Juan March Ordinas. También el ingeniero militar Baltasar Montaner del que ya hemos hablado , dirigió las obras del hospital de San Juan de Dios al lado del mar, proyectado el 1942 por Sixto Illescas Mirosa, antiguo miembro del GATEPAC.

Durante estos años de posguerra Joan March i Gabriel Alomar irán construyendo una amistad debido a   los trabajos que los March le van encargando a lo largo de los años. La primera importante en 1942 será la reforma del palacio de Can Ayamans de Lloseta y poco después la reforma de S’Avall. Más tarde encontraremos a Joan March i Gabriel Alomar colaborando en la reforma del interior de Palma, el proyecto urbanístico más importante de la posguerra y del que hablaremos al siguiente capítulo.[:]

Revisat per

Pilar Simón Aznar

Arquitecta por la E.T.S.A. de Valencia/UPV. Desde 1988 arquitecta municipal del Ayuntamiento de Palma. Adscrita a la Gerencia de Urbanismo ha hecho trabajo a los departamentos de Obras (Centro Histórico), Gestión, Realizaciones Urbanísticas, Vivienda. Participó como miembro del equipo redactor en la elaboración del PGOU98. Ha desarrollado y coordinado trabajos de redacción de planeamiento y estudios urbanísticos específicos de cara a la intervención en la ciudad. Actualmente es coordinadora de la Oficina del Plan General y Modelo de Ciudad.

Fonts consultades:

Referencias bibliográficas

Alomar Esteve, Gabriel. Memorias de un urbanista. Miquel Font Editor. 1986.

Bibiloni G. Els carrers de Palma. Toponímia i patrimoni de la ciutat. Ed. Coc 33. 2012.

Guia de l’Arquitectura de Palma. COAIB . Palma 1999.

La obra de Luis Gutierrez Soto. Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. Madrid 1978.

Mayol Amengual Jaume. L’arquitectura escolar de Guillem Forteza Pinya. Lleonard Munganer editor. Palma 2011.

Munar J. i Fullana Pere. El Círculo Mallorquín : una icona viva del passat. En el llibre sobre el Parlament de les Illes Balears. Editat a Palma pel mateix Parlament el 2011

Seguí Aznar, Miguel. Arquitectura contemporània en Mallorca (1900-1947). Edit. Universitat de les Illes Balears i Col·legi Oficial d’Arquitectes de les Balears. Palma 1990.

Simón Aznar , Pilar. Les murades de Palma avui. En el llibre sobre el primer centenari de l’enderrocament de les Murades de Palma, 1902-2002. Ajuntament de Palma. 2004.

Otras referencias

(1). Base de dades sobre les llicències urbanístiques de l’Ajuntament de Palma. Arxiu de Can Bordils, Ajuntament de Palma.

(2) . Memoria para la construcción de un hotel particular para don Joan March en Palma de Mallorca. Arxiu de Can Bordils. Ajuntament de Palma.

Imagen de cabecera

Plano del proyecto de Gutiérrez Soto. Archivo del Ayuntamiento de Palma. Foto sobre el original, de Jaume Gual.