De la ciudad romana a la ciudad moderna
La reforma liberal transforma Palma

La reforma liberal transforma Palma

La reforma liberal transforma Palma

Algunas transformaciones importantes en la morfología de Palma durante el siglo XIX fueron debida a los impactos de las desamortizaciones sobre la ciudad, sobre todo la de Juan Alvárez Mendizábal -presidente del consejo de ministros- en 1836 y luego la de Pascual Madoz, en 1855, ministro de Hacienda del Gobierno Español, a manos de los liberales.

«La desamortización fue un largo proceso históricoeconómico iniciado en España a finales del siglo XVIII por Manuel Godoy (1798) y cerrado ya muy entrado el siglo XX (16 de diciembre de 1924), y consistió en poner en el  mercado, mediante subasta pública, las tierras y bienes no productivos en poder de las llamadas «manos muertas» que no las cultivaban (casi siempre la Iglesia católica o las órdenes religiosas, que los habían acumulado como habituales beneficiarias de donaciones, testamentos y abintestatos), a fin de aumentar la riqueza nacional y crear una burguesía y una clase media de labradores propietarios. Además, el erario obtenía unos ingresos extraordinarios con los que se pretendían amortizar los títulos de deuda pública. La desamortización se convirtió en la principal arma política con la que los liberales modificaron el régimen de propiedad del Antiguo Régimen, para implantar el nuevo estado burgués durante la primera mitad del siglo XIX «(1).

Esto suponía un impulso fuerte para la liberalización de la economía española, aunque demasiado atada al antiguo régimen. De paso, se rebajaba la deuda pública. Las desamortizaciones en Baleares aportaron más de 100.000 reales a la Hacienda del Estado.

Esta medida sin precedentes tuvo un impacto muy importante en la ciudad, ya que afectó a muchos edificios religiosos -conventos y monasterios- que pasaron a tener otras funciones o se crearon nuevos espacios de uso público, como calles y plazas.

En Mallorca las leyes desamortizadoras redundaron sobre el patrimonio eclesiástico. De los cuarenta y tres conventos que había en Mallorca en 1836, treinta y tres fueron desamortizados.

El convento de San Francisco de Paula derribado en 1837 dio paso en 1864 a la actual plaza de la Reina. El de San Felipe Neri en 1854, junto con la demolición realizada en 1823 del edificio de la Inquisición, dio lugar a la Plaza Mayor. Plaza que más tarde será reformada por el Plan de Urbanismo de Gabriel Alomar, de 1943, y que como muchos otros espacios del centro de la ciudad, han sufrido una complicada historia y han acabado formando parte actualmente de los itinerarios turísticos de Palma.

Otras transformaciones importantes fueron las del Convento de Nuestra Señora del Carmen que dio paso a la calle de San Elías y otras, y más tarde el Cuartel del Carmen; el de Nuestra Señora de la Misericordia transformado más tarde en el Banco de España. De una parte del Monasterio de la Consolación surgirá la posterior Plaza Quadrado en 1893. En el solar del antiguo monasterio de Nuestra Señora del Olivar nacerá el futuro mercado del Olivar, y de la urbanización del Huerto de San Francisco, la plaza del mismo nombre, además de algunas calles de su entorno y otras dependencias institucionales.

Se conservaron la mayoría de iglesias pero el resto de los conventos se transformaron en espacios libres o en otros equipamientos; los Capuchinos en prisión; los Trinitarios en hospicio de los pobres, (más tarde residencia e iglesia del Oratorio de San Felipe Neri), y el de San Agustín en cuartel de Intendencia.

Todas estas nuevas actuaciones cambiaron la fisonomía de Palma, una ciudad que, como la mayoría de ciudades de la corona de Aragón, no tenían más que una plaza pública central que era, en el caso de Palma, la plaza de Santa Eulalia, y en parte la de Cort, que estaba «ahogada» por la isleta que en aquellos tiempos estaba en medio de la plaza y no fue derribada hasta 1921. Ahora en la plaza de Cort hay un hotel y se está haciendo otro. El turismo forma parte ya de la nueva plaza principal ciudadana.

Teniendo en cuenta que Palma contaba en el tiempo de las desamortizaciones con unos 36.000 habitantes y unas 5.000 casas, el impacto fue considerable. No sólo en el sentido urbanístico, sino también social y cultural: la sociedad palmesana comenzó un tránsito hacia otra realidad.

Las obras supusieron que arquitectos, maestros de obras, empresas y entidades financieras, movieran un volumen de negocio relevante alrededor de la Palma. Una de las transformaciones más importantes fue la de la manzana que ocupaba el convento y la iglesia gótica de Santo Domingo fundada en 1231, una de las obras de arte más importantes de las islas Baleares. Entre 1831 y 1869, se derribaron todos los edificios del convento y se creó la calle Conquistador para intensificar la conexión entre la parte baja de la ciudad y la parte alta.

El conjunto conventual de Santo Domingo tenía una extensión de 1555 m2 y era una de las joyas de la arquitectura gótica religiosa. A sus escombros el historiador José Mª Quadrado dedicó un poema, que comenzaba así:

con soberbia altura

un templo daba sombra

Se estiende una llanura

Que el alma triste asombra

Yerma, montuosa y árida

Mancha de la ciudad.

Seguramente fue la demolición de Santo Domingo la que levantó más críticas debido al patrimonio impresionante que se perdió. Su destrucción además de posibilitar, como se ha dicho, abrir la calle Conquistador, también sirvió para la ampliación de las calles estrechas que iban de Cort al Palacio de la Almudaina, creándose la calle que hoy se llama Palau Reial, donde en 1851 se establecería el Círculo Mallorquín.

Esta es seguramente la calle que concentra actualmente más poder institucional de Palma. En ella está la sede del Consell de Mallorca -antes la Prisión Provincial-; la sede de los grupos parlamentarios, que están ubicados en la que fue la casa familiar del empresario Manuel Salas; la sede del Parlamento -antes sede del Círculo Mallorquín-; la Fundación March – antes casa de Juan March-, el Palacio de la Almudaina y la Catedral.

Revisat per

Climent Picornell Bauzà

Nota importante: El autor del texto es el colectivo “Palma XXI”. La persona que hace la revisión no tiene porque coincidir totalmente con las ideas que expresa el autor.

 

Geógrafo y escritor. Profesor emérito de la Universidad de las Islas Baleares, de la que fue Vicerrector. Autor de libros y artículos sobre Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía y Cartografía de las Islas Baleares, temas sobre los que ha publicado libros y artículos, y ha dado conferencias y cursos. Recientemente ha publicado Jardins d’altri (2008), Apunts del Pla de Mallorca (2009), Palma, crònica sentimental (2014), Mallorca profunda (2015) y L’evolució del paisatge a Mallorca (2016).

 

Fonts consultades:

Referencias bibliográficas