El estilo gótico es el que caracteriza a los grandes edificios públicos de la Palma medieval, como la Catedral, Bellver, la Llotja y la Almudaina. No obstante, la Llotja de Palma es seguramente el edificio civil gótico más importante del Mediterráneo medieval. Construida por Guillem Sagrera, inspira otras obras parecidas. Su potencia arquitectónica refleja, en cierta manera, la fuerza marítima que siempre ha tenido la ciudad.

El Consolat de Mar es la institución que gobierna el puerto de Palma desde el 1400 al 1800. Lo hace con un conjunto de ordenanzas instituidas en el siglo XIV, similares a las que operan en Valencia y Barcelona. Ahora es la sede del Gobierno de las Islas Baleares, después de ejercer muchas otras funciones a lo largo de su vida moderna.

En Palma, durante el XIX, después de la caída de la monarquía de Isabel II, se abre un período político nuevo que dura seis años, llamado sexenio revolucionario. Entre los alcaldes que gobiernan Palma en este período destaca Rafel Manera, del Partido Republicano Federal, partido liderado en España por Francesc Pi i Margall.

Rafel Manera, médico, es el primer alcalde escogido por sufragio universal masculino, según la Constitución de 1869.  Destaca por sus iniciativas educativas y sanitarias. Impulsa reformas urbanísticas importantes, como la apertura de la calle del Conquistador y, sobretodo, el derribo de la muralla marítima, delante la Llotja, hasta la puerta de entrada principal del muelle de Palma.

En 1910 se hace delante de la Llotja la primera exposición regional, impulsada por la Cámara de Comercio, con la participación de 420 expositores, que recibe visitantes de toda Mallorca y España. Se aprovecha la ocasión para convertir el descampado portuario delante de la Llotja en un paseo, ordenado por Gaspar Bennazar.