Palimpsestos en la oscuridad de los tiempos

Palimpsestos en la oscuridad de los tiempos

Palimpsestos en la oscuridad de los tiempos

Il·lustració: Toni Salvà.

Tenemos obsesión por fijar las primeras veces de todo, el quién, el dónde, el cómo y el porqué de una primera vez. Recurrimos a la historia para fijar la ilusión de que hubo un primer momento. No contentos con ello, le ponemos fecha, pero si nos adentramos en el tiempo, nos angustia y a la vez estimula la oscuridad. En esto pienso cuando veo declaraciones de amor o impertinencias dibujadas en las paredes de las c

iudades.
Lejos de significarlo como arte urbano o no, de denostarlo como acto vandálico que sí en muchas ocasiones, lo que de verdad me conmueve es esa primera vez, ese indescifrable deseo de permanecer en un muro hasta que se lo lleve por delante la piqueta y se levante sobre la memoria de un cascote tu declaración de amor. O tu gancho al sistema.
Pensábamos, así nos lo contaron, que fue el sapiens el primer dibujante del mundo. Lo vimos y lo narró prodigiosamente John Berger en su escrito La cueva de Chauvet. “Se diría que el arte nace como un potrillo, que sale a caminar inmediatamente”, cuando describe cómo de los pliegues de la roca, van surgiendo formas de animales, leones, que se funden en un abrazo de pigmentos rojos. O cuando lees entre líneas esta perla muy Berger: “La perspectiva no es un ciencia, sino una esperanza”. Andaban esos trazos 30.000 años atrás hasta que se descubrió “el primer dibujo de la humanidad”, ¡gran titular!, en una cueva en Sudáfrica, 73.000 años atrás. El gesto procedía de un o una neanderthal, igual que esas focas descubiertas en una cueva de Nerja, y creadas hace 42.000 años.
Tiro del hilo, de aquel Neanderthal del que procedemos a este humano siglo XXI, a medio camino de diluirse para ser sustituido por un robot que sigue haciendo de las paredes su hoja en blanco, su papiro de amor o insumisión. Los más humildes saben que van a ser borrados por los tags de los que vendrán después.
Existe una teoría, la del equilibrio puntuado, de Diles Eldredge y Stephen Jay Gould, que habla de los bruscos cambios en la evolución de las especies causada, por ejemplo, por una disrupción ambiental, que podría acabar con estos que hoy somos, quizá, para ser sustituidos por la inteligencia artificial que, no lo dudo, también buscará su hueco para con un leve gesto dejar su raya en un dibujo. Como hacen los niños cuando van a la playa, o como quien marca huellas en el agua con una ramita. Somos suma y resto. Palimpsestos en la oscuridad de los tiempos.

2 thoughts on “Palimpsestos en la oscuridad de los tiempos”

  1. Cris dice:

    Magnífica reflexión y muy bien escrita. Siempre aprendo sobre nuevos autores cuando leo a Lourdes Durán.

    1. Lourdes Durán dice:

      Gracias amiga, encantada de compartir contigo los saberes que voy aprendiendo en el camino. Tú también me enseñas en tu prodigiosa escritura.

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